Hipótesis teóricas iniciales:
En la ciudad convivien formas arcaicas de comunicación, transporte y encuentro (interacción) con nuevas formas de comunicación tecnológicas.
Las nuevas tecnologías todavía no han logrado que las antiguas formas dejen de existir, aunque algunas de ellas ya han quedado obsoletas y perviven como siluetas sin demasiada utilidad (buzones y cabinas telefónicas), desplazadas por los teléfonos móviles, locutorios telefónicos, correo electrónico, etc.
La obsolescencia y la supervivencia de los elementos urbanos ya nos hablan en la etimología de sus significantes de ese continuum y esa imbricación espacio-temporal. La obsolescencia rememora (nos trae de nuevo a la memoria) el pasado y la supervivencia nos ata al presente con la mirada puesta tanto en el futuro inmediato como en la esperanza del futuro a largo plazo.
En relación a las formas de encuentro (ítem menos explorado en este trabajo, aunque sin duda el que me ha aportado más satisfacciones), todavía hay quienes juegan a las cartas en un bar y no mediante el teléfono móvil o el ordenador.
El uso de los elementos urbanos por las mujeres y los hombres es distinto (variable de género) y también cambia en función de la variable de la edad. Debido a que mi presencia en el campo ha sido tan corta no he entrado a analizar estas variables, a pesar de haberlas tenido en cuenta a priori como hipótesis inicial.*
Hipótesis de trabajo y cuestiones metodológicas:
La elección de la realización de fotografías responde a una querencia por captar momentos y lugares, para re-crearlos (volverlos a crear). Parafraseando a Marcus Banks (Los Datos visuales en investigación cualitativa): «Lo que se ve, la representación, tiene derecho propio, no es simplemente un sustituto de lo que no se ve, de lo que representa» (Banks, 2010:35-36)
Esta idea se complementa con la gran aportación del ensayo de Roland Barthes, La Cámara Lúcida, en la que apunta «Como la fotografía es contingencia pura y no puede ser otra cosa (siempre hay algo representado) -contrariamente al texto, el cual, mediante la acción súbita de una sola palabra, puede hacer pasar una frase de la descripción a la reflexión- revela enseguida esos detalles que constituyen el propio material del saber entológico» (Barthes, 1989: 47).
La fabricación de imágenes es un aprendizaje continuo. No he pretendido hacer fotos profesionales, pulcras en su ejecución, sino acotar al máximo el objeto de estudio, tener claro el objetivo y darles a las fotografías un encuadre propio con el que me siento identificada: es mi particular forma de mirar.
La utilitzación de una cámara de fotos digital**, por su practicidad y plasticidad, por poder visualizar la foto enseguida después de tomarla (primera «segunda mirada», previa a la «segunda mirada en profundidad» una vez que se pasan las fotos al ordenador y se escrutan con más calma).
La elaboración previa de una ruta de la ciudad, haciendo un listado de los observables empíricos, teniendo en cuenta criterios como el medio de transporte utilizado (moto) para desplazarme de escenario a escenario, así como poder llegar caminando a aquellos sitios que estaban más próximos. Hacer trabajo de campo en la ciudad propia, que conozco, ha propiciado hacer esta ruta sin ninguna dificultad.
La estación (primavera) y el tiempo climatológico también ha sido un elemento clave para este trabajo de campo pues en algunos de los lugares fotografiados se percibía mucho movimiento de transeúntes, al ser un día con nubes que amenazaba lluvia el turismo es más activo para visitar monumentos, museos y elementos urbanos de interés cultural.
La edición ha estado presente desde el principio, planificando la ruta, acotando los elementos a observar, imaginando los posibles escenarios, eligiendo el día propicio y acudir con una actitud curiosa, dejándome sorprender.
Solamente he considerado oportuno, después de una segunda mirada a las fotografías desde el ordenador (post-edición), elegir una de las fotografías y editarla en blanco y negro (la del pinacle). El resto de fotografías son originales en color y manteniendo el encuadre original (excepto la de la portada, que por cuestiones de espacio, he tenido que recortar) . Esto último ha sido posible porque he realizado muchas fotografías y he meditado mucho antes de hacerlas el tipo de encuadre que quería (qué marco), qué iba a dejar dentro y qué iba a dejar fuera. Lo que me ha costado más es la selección de fotos, ya que he tenido que realizar muchos descartes.
Elegir el formato blog (como sugerencia de Sara Sama Acedo) me ha resultado muy atractivo (ya tenía experiencia como bloguera desde marzo de 2007 con un blog personal que cerré a principios de diciembre de 2012). Luego abrí otro a finales de febrero con un enfoque más visual, más antropológico, aunque imbuído de mi vivencia de incertidumbre ante un diagnóstico y todo un proceso de intervención quirúrgica y postoperatorio. Quise inicialmente adaptar este blog, aunque al final me he decidido por abrir en último momento un blog nuevo, especialmente para la presentación de este trabajo final. El formato blog ayuda a que sea un trabajo hipertextual, polivalente e interactivo. El blog nace con vocación de continuidad pues una vez presentado el trabajo a la UNED (enviado a la profesora Sara Sama Acedo) mi intención es hacerlo público y permitir que la gente pueda comentar, sugerir y transgredir. Es un documento vivo.
Lo imprevisto
A pesar de que inicialmente estaba planificada una única sesión de fotos, realicé una segunda sesión de fotos a raíz de uno de los últimos escenarios que fotografié (un solar abandonado con un molino en desuso) que me inspiró a añadir otro observable (otra categoría) que ya conocía teóricamente, aunque no había visitado todavía: el huerto urbano comunitario y jardín social. Aquí me remito a lo que Banks recoge cuando habla que «en general, los métodos de investigación visual tienden hacia lo exploratorio más que hacia lo confirmatorio. Se prioriza más un método de calidad, diseñado para llevar a la persona investigadora a DOMINIOS que podría no haber considerado y hacia HALLAZGOS no anticipados previamente» (las mayúsculas son mías).
Como consecuencia de este nuevo hallazgo decidí en la mitad del proceso de elaboración de este trabajo, incluir las supervivencias (además de las obsolescencias) porque evocan y construyen un concepto más anclado en el presente, más dinámico, que he querido dejar para las fotos finales, como posible punto de partida de un nuevo trabajo de campo.
Cuaderno de campo versus diario de campo
Siguiendo la distinción entre Cuaderno de campo (notas en el campo) y Diario de campo que hacen Honorio Velasco y Ángel Díaz de Rada en La Lógica de la investigación etnográfica (1997: 96), tengo que destacar que prácticamente en el campo no he utilizado las notas (las fotografías han sido realmente las «notas visuales»), lo que sí he ido utilizando son las notas electrónicas del móvil (iphone), que son formato post-it y me han facilitado el poder escribir propuestas e ideas que luego he plasmado en el campo.
En cuanto al Diario de Campo sí que ha sido el verdadero instrumento reflexivo que he utilizado en este trabajo. Ha sido un cuaderno de papel, con anillas, que he garabateado con flechas, citas de libros, categorías analíticas y algún dibujo.
Ejemplo de nota (cuaderno de campo digital) para plasmar una idea (fruto de la imaginación antropológica):
Nota electrónica de campo
Diario de campo con ambiente casero relajado
*En la post-edición de las fotos, como signo reseñable sí que quiero destacar que solamente sale una niña y una mujer adulta en las 20 fotografías, el resto son hombres. Significativo.
** Todas las fotografías están realizadas por mí con la cámara réflex digital Canon EOS 1100D.